INTRODUCCIÓN
El Renacimiento fue el Siglo de Oro de la música andaluza, impulsada por el creciente poderío económico derivado del descubrimiento de América y de la conquista del Reino de Granada por los Reyes Católicos, que hacen posible el establecimiento de las diversas catedrales y sus respectivas capillas musicales, alcanzando sus mayores cotas en el ámbito de la música europea. Los instrumentos habituales en las capillas catedralicias eran los de viento, aunque los de cuerda, especialmente arpas y violas da braccio, también participaban regularmente en el acompañamiento o en la alternancia de voces.

Sevilla contó entonces con muy notables cultivadores: Pedro Fernández de Castilleja, Cristobal de Morales, Mudarra, Francisco Guerrero o Francisco Peraza. Unos como maestros de capilla, otros como compositores, y otros como organistas, dieron altos vuelos a la música polifónica hispalense. Música fundamentalmente religiosa que tuvo en la catedral su gran escenario y de cuya grandiosidad quedan espléndidos testimonios en el archivo musical del primer templo hispalense.
En 1507 se estableció la plaza de organista fijo en la catedral de Sevilla, que anteriormente había sido temporal. Destacaron Pedro de Villada, principal impulsor del órgano grande de la catedral, seguido de Jerónimo Peraza de Sotomayor, Diego del Castillo y Francisco Peraza, éste último biografiado por Francisco Pacheco en su "Libro de descripcion de verdaderos retratos", de 1599 y seleccionado por oposición por el mismísimo Guerrero.
En el siglo XVI, las Catedrales y las ciudades contrataban conjuntos de instrumentos de viento constituidos principalmente por chirimías, cornetas, sacabuches y bajones (y ocasionalmente flautas y orlos), a los que se les conocía en España como Ministriles o Chirimías, en Italia pifferi o trombetti, pfeiffern en Alemania y en Inglaterra waits.
Los ministriles tocaban en los oficios litúrgicos, precedían y daban brillo a las procesiones, anunciaban las fiestas, e incluso marcaban el comienzo de las ventas en los mercados. El uso de instrumentos para acompañar a la polifonía es una de las características más interesantes del siglo XVI. Su versatilidad les permitía doblar y alternar con delicadeza con los cantantes y también competir con el ruido de las plazas.
En cuanto a los ministriles sevillanos, la catedral hispalense contaba con tres chirimías y dos sacabuches contratados para las fiestas más importantes -quizás desde 1526-, hasta que, en 1553, con Francisco Guerrero, se crearon las plazas fijas, aunque seguían contratando a trompetas, cornetas, atabales (timbales) o tamborinos (tamboril, tambor pequeño).
Pedro Fernández de Castilleja
Considerado como maestro de los maestros de España, compuso motetes, chazonetas y será maestro de Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales. Una larga vida le permitió permanecer al servicio de la catedral desde 1505 hasta 1568 en que se jubila. Su alumno, Cristóbal de Morales será, con el también sevillano Francisco Guerrero, uno de los tres grandes polifonistas españoles del XVI.
Alonso Mudarra
Canónigo en 1547, gran tañedor de vihuela, compuso "Tres libros de música en cifra" para este instrumento. El citado Guerrero, como su compañero Morales, anduvo más fuera que en Sevilla; es la figura central del panorama musical de entonces. Le cupo actualizar el archivo musical de la catedral en unión de Fernández de Castilleja, ser maestro de los famosos cantores, y componer una infinidad de obras que aún se conservan, y muchas de las cuales fueron impresas en el extranjero y en vida del autor.
Francisco de Peraza
Organista y compositor, autor de "Medio registro alto de primer tono" y magistral intérprete, que muere en 1598. Mereció ser enterrado en la capilla de la Virgen de la Antigua y que Guerrero dijese de él que tenía un ángel en cada dedo.
Entre todos los compositores renacentistas sevillanos, destacaré a dos por la calidad de su producción musical, por su proyección, así como por su contribución al desarrollo de la música andaluza.
Cristobal de Morales
El sevillano Cristobal de Morales (h. 1500 - 1553) fue el más ilustre compositor de su época y primera figura del arte religioso polifónico andaluz, de la escuela sevillana.
La primera noticia que se tiene de él data de 1526, como maestro de capilla de la catedrales de Ávila y de Plasencia.Luego, en 1535, en la Capilla Sixtina de Roma con Pablo III, siendo ya sacerdote; Tal fue la fama que adquirió en Roma que se le encargó la composición de la cantata Jubilate Deo omnis terra con ocasión del tratado de paz entre Carlos V y Francisco I de Francia.
Su obra comprende 21 misas, 75 motetes, 2 magnificats, entre otras composiciones de igual importancia. Aún hoy la Capilla Pontificia sigue cantando por Cuaresma uno de sus geniales motetes: "Lamentabatur Jacob", de 1564. Murió en Málaga en 1553, cuando se disponía a volver a la plaza que dejara en Toledo, quizás por una afección de malaria.
La primera noticia que se tiene de él data de 1526, como maestro de capilla de la catedrales de Ávila y de Plasencia.Luego, en 1535, en la Capilla Sixtina de Roma con Pablo III, siendo ya sacerdote; Tal fue la fama que adquirió en Roma que se le encargó la composición de la cantata Jubilate Deo omnis terra con ocasión del tratado de paz entre Carlos V y Francisco I de Francia.
Su obra comprende 21 misas, 75 motetes, 2 magnificats, entre otras composiciones de igual importancia. Aún hoy la Capilla Pontificia sigue cantando por Cuaresma uno de sus geniales motetes: "Lamentabatur Jacob", de 1564. Murió en Málaga en 1553, cuando se disponía a volver a la plaza que dejara en Toledo, quizás por una afección de malaria.
Francisco Guerrero

Guerrero fue un viajero infatigable, que visitó, por motivos de distinta índole, a Carlos V y Felipe II, e incluso viajó a Roma y Venecia con la finalidad de imprimir sus obras. Pero su viaje más célebre fue el realizado a Jerusalén en 1588, fruto del cual escribió un libro autobiográfico que tituló "El viaje de Jerusalén, que hizo Francisco Guerrero, racionero y maestro de capilla de la santa iglesia de Sevilla", publicado en Sevilla en 1596.
Las obras de Guerrero fueron impresas en París, Lovaina, Roma y Venecia, como también, en su país natal, rarísima excepción entre los polifonistas españoles del siglo XVI. De una noble serenidad y gran expresión artística, estas composiciones lo colocan entre los grandes exponentes de la escuela polifónica española; no hubo catedral ni templo en la Península donde no fueran ejecutadas sus obras, hasta bien entrado el siglo XVII.
INSTRUMENTOS RENACENTISTAS
Sacabuche

Corneta
La corneta renacentista, más conocida como cornetto, es un instrumento de madera que surgió y se desarrolló durante el Renacimiento, teniendo su máximo esplendor en la Italia de finales del Siglo XVI y principios del Siglo XVII.
Su aspecto no tiene nada que ver con la actual corneta (de uso militar y cofradiero); se parece más a la flauta pero curva, en vez de recta; precisamente su nombre viene del parecido con el cuerno del toro, aunque las hay rectas (ya en los escritos ingleses del siglo X se menciona la corneta como diminutivo de cuerno). Solían hacerse en madera o marfil, cubiertos de cuero, para protegerlo de las inclemencias del tiempo y con embocadura adicional. Michael Praetorius en su importante obra Sintagma Musicum, II, (de Organographia, Wolfenbüttel, 1619), considerada un auténtico manual de referencia ya que contiene datos precisos y reproducciones de los instrumentos antiguos y contemporáneos, habla de tres tamaños: corneto tenor, corneto y cornetino.
Su sonido es similar al de la trompeta, pero dulcificado, con lo que puede adaptarse a los instrumentos de metal o de madera. Es un instrumento que posee una cualidad vocal excelente, por lo que es ideal para doblar la voz humana, especialmente en el registro de tiple. En la época se utilizó de manera deslumbrante, y ha sido quizá uno de los instrumentos más difíciles de tañer en la historia de los instrumentos de viento. Mersenne en su Harmonnie Universelle publicada en París en 1636, escribe que el sonido de las cornetas es semejante al brillo de un rayo de sol que aparece a través de las sombras, cuando se oye mezclado con las voces en las iglesias catedrales o en las capillas.

GLOSARIO
Polifonía: Música que combina simultáneamente diversas voces, en la que cada una de ellas conserva su independencia, a la vez que está sujeta armónicamente a las restantes.
Capilla: La palabra capilla deriva del latín medieval "cappa", y con él se denominaba al espacio del templo donde ensayaban los músicos y, por extensión, al conjunto de músicos encargados de cantar o tocar, con todo el acompañamiento de libros corales, instrumentos, vestimenta, distintivos, al servicio de una iglesia o corte.
Motete: Composición vocal polifónica de carácter religioso.
Magnificat: Composición vocal dedicada a la Virgen María.
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